corazón de mujer
gota de sangre
fuente de sangre mana y merma
pasión que fluye lejos.
Como una vela apenas encendida
soplo de vida
de noche vive y de día desangra
alma parpadeante, débil
y un aluvión
enorme
fardo pesado de mil penas
envuelve este frágil cuerpo
asfixiando los pétalos
de la flor
de la esperanza.
Un
amargo silencio
crepita entre los huesos
que crujen como barco
naufragado.
Zozobra en la marisma
llena de madrugada
el cansancio de mil vidas.
Una
lágrima púrpura
llora tu mocedad desnuda y fértil,
tu extinguido deseo,
la orfandad de tus besos,
la realidad impura,
estéril,
el porvenir
incierto…
Sol
calcinante
me recuerda la vida
que se acumula fuera de mi alcance
y un cielo azul
cae sin piedad sobre mis alas rotas.
El viento
ofrecido en bocanadas
se filtra
por el espejo roto de mi risa
-pneuma que se desangra y se renueva,
célula que se niega a
sosegarse-
rebeldía incendiaria
que me hace
levantar otra vez
mis viejos huesos
continuar
aún sin esperanzas
y con el corazón
hecho girones.
Luchando he de morir,
mas no vencida.
Larisa Pérez Ojeda
2011 © Derechos Reservados